Recordar la mortalidad
inevitable, propia y vital
es celebrar la oportunidad
de estar vivo y respirar.
Y así poderse dar cuenta
de toda la vida alrededor,
la vida de todo un planeta
que vive y nace por amor.
Mortalidad que es infinita
que se lleva todo lo que nace
pero hace apreciar a cada vida
la belleza de cada instante.
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